jueves, 8 de agosto de 2013

Nada es lo mismo.

Miro viejas fotos en blanco y negro
y veo más color que en un futuro
sin la pintura de tus labios.

Dicen que debería olvidarte,
que debería pasar página
y cambiar el título al libro...
es posible.
Pero es imposible.

Tu mirada se reflejaba en la mía
como la Luna en el Mediterráneo
aquellas noches que nos besábamos en su orilla.

El colchón ya no tiembla,
los vecinos ya no se quejan
y yo ya no sonrío.

Borracho contigo en un parque
con la mirada perdida
lo veía todo más borroso, 
pero también más claro.

Si el alcohol bajaba 
y tú subías encima mío
el mundo desaparecía.
Todo quedaba a nuestros pies
aunque no tuviéramos nada.

Todo es tan contradictorio
cuando tú no pones cordura
a mi caos...

Eres como uno de esos poemas
que siempre dejo a medias,
no por cansancio,
sino por impotencia.

Ya no queda esencia.
No quedan miradas
ni calles que recorrer contigo,
solo quedan esquinas donde te besé
y un par de vasos de vodka.

Estuviste loca
por amarme en este mundo.
Y yo estaba loco
por poder amarte en uno distinto.
Amor con locura, al fin y al cabo.

Nada ha cambiado,
la noche cae todos los días
y el Sol da calor por las mañanas...
Nada ha cambiado,
pero nada es lo mismo.

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