lunes, 30 de diciembre de 2013

Aquellas cosas que me decías.

Suena...
que suene el violín,
joder,
que me encanta.
Con un dulce toque de piano.

Pero que no suenen
más altos que tu voz.
Eso no.
Que suenen de fondo
mientras te oigo suspirar,
en primer plano.
Por encima de todo.

Como cuando me hacías volar,
¿te acuerdas?
"Más alto que las nubes",
decías...
"Tan arriba tendré frío",
te contestaba...
y me abrazabas.

Me susurrabas que no valía la pena
movernos de la cama
ni siquiera para volar.
Que ahí nunca nos atacaría
la temperatura...

Nos aislábamos del mundo exterior.
Porque lo odiábamos,
básicamente.
Durante unas horas
parecía que íbamos a ser eternos
sobre aquel colchón sudado.

Pero ya no sueño con las nubes
en tus costillas.
Ahora piso firme el suelo,
con los pies en la tierra
y el corazón en tus bostezos.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ya no te escribiré.

Con el mismo bolígrafo 
que ayer te escribía a ti,
hoy le escribo a la noche.

...

No me odies así,
te fuiste y dejaste 
suficientes pestañas 
entre mis sábanas
como para escribir mil poemas.

Pero no te escribo a ti,
no,
no debo hacerlo.
Como mucho,
nos escribo a nosotros.
A nuestro azúcar en la mesa
que no alcanzó el café.
Ya sabes,
éramos torpes al despertarnos.

Es curioso...
ayer rimaba 
porque me besabas
y hoy rimo
porque no puedo besarte.

No, ya no serás mi musa.
Bueno, sí.
Pero te guardaré bien
escondida 
detrás de los poemas.
No te quiero en ellos.

...

Insisto en que el café
se me queda muy amargo
todas las mañanas.

Dispárame, amor.

Dispárame, musa.
Bombardea mis noches de ordenador
y de guerra civil.
Mis noches de nostalgia soviética.
Déjame escribirte.
Deja que me reinvente en tu espalda guerrillera.
Espalda comunista desorientada en España.

Año 39.
Nos exiliamos a Rusia.
Lo perdemos todo.
Pero me besas.
Guardamos nuestro fusil
en el mismo sitio
donde solemos amarnos.

Pero no.

Año 2013.
Yo sueño con la URSS
y tú me invitas a Cuba.
Me llamas poeta, como Neruda...
Quiero versarte en Stalingrado,
¿imaginas?
Tú, 
yo,
la resistencia...

lunes, 23 de diciembre de 2013

Conversación con la noche.

Hubo una noche en la que hablé con ella,
con la noche.
Sentí la necesidad de esquivarla 
y me dio conversación.

-Te odio-, le dije.

-Sabes que no.
Sabes que sin mí
nunca habrías escrito un poema.

-¿Y qué? 
Hay vida más allá de la poesía.

-¿Qué vida?
Ella no está.
Te conozco.
No tienes vida.
No vives.

-No entiendes nada.

-Estás borracho.

-Que te jodan.
Ella no está.
Déjame escribir.

-¿A quién le escribes?

-A ella.
Que no está.
Que ya no está.
¿Estuvo realmente?

-Estuvo.
Os quisisteis muy fuerte
en muy poco tiempo
en varias noches como yo.

-Vete ya. Joder.
Cerveza, verso. 
Cerveza, verso.
Eso es todo.
Cerveza, verso.

-[...]

-¿Ya no dices nada?
Siempre igual. Me jodes, 
te esquivo llorando
y bebiendo 
y te piras de repente.
Y cuando te vas
llega un día nuevo 
que me sigue recordando
que le quiero
y que no puedo quererle.

-No me he ido.

-Ah, vale.
Te odio igualmente.
"Podría escribir los versos
más tristes esta noche..."

-¿Neruda?

-Si.

-Es tu poeta favorito.

-Ya lo sé. 
Me encanta ponerle música
a sus versos
y recitar en mi cabeza
el poema XX
con su voz.

-¿La voz de Neruda?

-No, joder.
Su voz.
La de ella.
Ya sabes.

-Ah, sí.

-Cerveza, verso.
Cerveza, verso.
Una lágrima.
Respiro.
Verso.
Cerveza.
...
Ella tenía la sonrisa
más preciosa del país.
No, del planeta.
No, asi estoy negando así la existencia 
de vida más allá de aquí.
¿Sabes, noche?
Ella tenía la sonrisa
más preciosa del universo.

-Lo sé.
Te he visto escribirle 
a esa sonrisa
muchas veces.
Y siempre dices lo mismo.

-Cerveza, verso.
Cerveza, verso.

-Vendrá alguien nuevo que...

-No lo digas.
No me gusta esa frase.
Demasiada intuición
sin base. 
Solo intentas animarme.
Déjalo ya.
Cerveza, verso, ¿entiendes?

-[...]

-"Claro que, siendo objetivos,
ni tu espalda es un camino
ni tus ojos son ya míos.
Pero en esta caída,
yo te sigo sintiendo aquí.
Yo te sigo sintiendo en cada
rincón de mi cuerpo."

-Eso es nuevo.

-Es mío.
Bueno, es suyo.
Es decir, yo solo pongo la tinta,
es su mirada en mi memoria
la que escribe.
No sé si me entiendes.

-Sí.
Cerveza, verso, ¿no?

-Eso es.
Con ella no era así.
Cerveza, beso.
Verso, beso.
Cerveza, verso.
Beso, beso, beso.
Así era mejor.
Con ella todo era mejor.

-Le quisiste.

-Joder que si le quise,
y lo que me queda por quererle.
Pero mientras tanto,
cerveza, verso.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Y todo fue viento.

El frío indeciso,
sin prisa me besó
y su cálida presencia
con ojos rotos me miró.

Y todo lo que ayer fue,
hoy viento es.
Y el viento que hoy es,
mañana diré que invierno fue.

Porque te vi,
como a la Luna,
lejos de mí.

Pero tan cerca te sentía,
que al lado te escribí.
Al lado no de ti,

ya que invisible eras,
sino al lado del lugar
donde siempre tuyo fui.