miércoles, 31 de julio de 2013

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 Te clavas y dueles,
 pero si te arranco
 la herida se abre 
 y sangro.
 Supongo que te necesito,
 pero no, así no.
 Solo cuando no te tengo,
 solo cuando no me besas.
 No creas que por ello no te amo,
 al contrario,
 creo que es tanto
 que no lo sé gestionar.

Poema sin título.

Brindemos por los años que nos quedan,
que no es poco.
Recuerda que los poetas no están locos.
Asúmelo, todo se apaga y se termina 
y si algo empieza 
siempre es porque lo anterior se difumina.

Todos somos inseguros y nostálgicos,
como el miedo que se esconde tras las dudas.
Sentimientos con ideales anarquistas y libres
y el calor de algún poema de Neruda.

Duelen más los "te quiero" que no dijiste
que las noches que no llamabas
y yo te esperaba triste.

Días grises y noches no tan negras.
Las miradas siempre alegran,
pero una palabra a destiempo
esclaviza los pensamientos.

Lo peor de la soledad
es no saber hacerte compañía.
Calentar café con leche
y que la taza quede fría.

Dime si te has perdido
entre los hielos del cubata
y has manchado la almohada
de la cama en la que lloras.

Beber no soluciona nada,
pero calienta corazones
que quedaron congelados.

Se derriten los recuerdos
y se manchan tus pupilas,
consecuencias de no estar 
siempre de acuerdo.

Este poema no tiene título,
puedes interpretarlo como quieras.
Puede ser triste, optimista, alegre...
lo que más te guste,
lo que más necesites 
en las noches frías o tranquilas.
Depende de ti,
o no.

martes, 30 de julio de 2013

Vivir.

Vida triste y melancólica
la del poeta...
a veces artista
y a veces inconformista.

Cuando quieres pararte
todo va deprisa
y cuando quieres moverte
no sabes dónde pisas.

Todo duele.
Amistad, recuerdos, amor...
hasta el odio,
que no es más que el tiempo arrastrando
algo que un día 
no te disgustaba tanto.

Tantos se van y tantos llegan.
Tantos sorprenden y tantos decepcionan.
Pero en el fondo eres tú
y más abajo no hay nada.

Hay esquinas donde se cruzan miradas
de personas que un día
terminarán cruzando sus manos.
Hay portales donde personas 
que cruzaban sus manos
no volverán a cruzar miradas.

Nada muere, 
tan solo deja de hacerse notar
como una brisa de viento
que ayuda a las palomas a volar.

Cuántos se enamoran 
y qué pocos olvidan.
Cuántos se mueren
y cuántos no tienen vida.

Soltamos el presente
para rozar el futuro.
Gritamos de placer
y después nos quedamos mudos.

La vida es solo un invento
para tenerle miedo a la muerte.
No sé, 
yo solo escribo lo que muchos no leen
por miedo a pensar.

Esa estrecha línea
entre ser auto-crítico
y ser auto-destructivo.
Nos enganchamos a sentimientos
que ni siquiera son adictivos.

Pero no sé,
en el fondo todo se pierde...
aunque nunca hayas ganado nada
y dejes las sonrisas apartadas.

domingo, 28 de julio de 2013

A ella.

Cuántas tardes regalo
a la inmensidad de tus suspiros
Me encantabas cuando medio desnuda
gritabas "revolución" 
o "sírveme otro cubata, hoy voy a ser libre".

Mi conciencia roja
se perdió en tus ojos verdes
y fuiste como el Che 
de las guerrilas en mi espalda.

Míranos, tan perdidos y tan juntos.
Qué grande me siento
cuando te sientes pequeña entre mis brazos.

Quédate, o por lo menos no te vayas.
Y si te vas vuelve,
pero no tardes.
Y si tardas no importa,
porque habrás vuelto
y las horas serán más cortas.

Cuando te meto mano en una esquina desolada,
me siento más cómodo con el sistema.
Todavía lo odio,
pero tus labios me distraen
y tanto no me quema.

Qué tristes son los poemas
y qué agradables cuando tú los recitas.

Cuántas veces habré agarrado tu cintura
en aquel portal
de aquel barrio 
de cualquier ciudad.

Me voy.
No sé dónde.
A perderme contigo, supongo.
Dentro de tí es donde mejor me encuentro,
el lugar es lo de menos,
ya nos buscaremos.

Seamos realistas.
Tú no puedes vivir sin mí
y yo solo vivo cuando te tengo.

Qué bien suenan tus orgasmos
y tu respiración acelerada,
tu silencio sosegado
y tu risa reservada.

Mírame a los ojos y dime que hoy no,
pero que algún día el mundo
será tan feliz como nosotros.
Que quizás no lo veamos 
pero que lucharemos por ello.

Y eso, que te quiero.

viernes, 26 de julio de 2013

Otoño, no vengas.

Me gustaría explicar con un poema
las reacciones que provocan en mí las tardes a tu lado.
Los recuerdos que me has dado,
los besos, las noches y los versos.

Apareces tras la escarcha
y difuminas todo.
A tu manera.
Y qué manera.

Serán las dudas o los miedos.
Será que este planeta nos viene grande
o que se nos ha quedado la cama pequeña.
Se nos va el verano
y yo me quedo contigo.

Mírate, tan insumisa.
Tu belleza no es la que la sociedad quiere ver,
por eso me encantas.
Se me van las fuerzas y nadie me avisa,
pero con un par de caricias todo se aclara.

El otoño cae de un árbol
y tu chaqueta no me abriga.
La noche aparece,
pero tú no.

Otoño, no vengas.

miércoles, 24 de julio de 2013

En otro orden de cosas.

Qué bien encajas tras las cuerdas
de la guitarra vieja y cansada
que sonaba tras el poema
que solíamos recitar entre caladas.

Hay que ver los ojos con los que me mirabas

para entender que hoy
no me sirva ningún reflejo
más que el que tus pupilas regalaban.

Ojalá este vaso me lleve a tus brazos,

o al menos lo sueñe o lo imagine.
Ojalá.
Ojalá vuelva a sentirme cómodo lejos de tu regazo...
pero apoyado en él se estaba tranquilo.
Inigualablemente tranquilo.

Vuelve, que yo todavía no me he ido

y tampoco tengo a dónde ir.
Rusia ya no me interesa
y Cuba te lo reservé a ti.

Esta cama ya no me representa.

Aquí te di calor en noches frías
y te quité ropa en tardes cálidas.
Tus caricias aún son validas
si tus caderas vuelven a ser mías.

Ninguna mano encaja con las mías

como lo hacían las tuyas.
Todas las miradas me parecen vacías,
no sé,
como si el mundo se apagara.
Aunque siempre he sabido que era así,
pero con tus polvos todo quedaba más limpio.
En orden.
En nuestro desastroso orden.

En otro orden de cosas,

en noches como ésta solíamos hablar
sin temor al día siguiente.
No importaba el pasado, 
ni el futuro,
ni siquiera el presente.

Me termino este recuerdo

y te expropio un beso,
si te apetece.
Si te apetezco.

martes, 23 de julio de 2013

Lejos (contigo).

Disparos de saliva
entre mis labios
y las historias 
que esconden los tuyos.

Cómo alivia tu voz
mis ganas de exiliarme.
Cómo consigues amarme
en este mundo atroz.

Eres la hoz que atravesó
el martillo de mi rutina.
Amiga, pareja, no sé.
Las sonrisas que me sacas 
no necesitan nombre.

Tu nombre resuena 
en el viento contaminado 
de cualquier ciudad
cuyas puertas han cerrado.
Si no estoy matando
es porque reservo mis fuerzas
para las noches contigo,
mi amor.

Trenes descarrilando
y tus ojos no me están mirando.
¿Dónde dirijo mi mirada
si no es a la tuya?

Aquellos días perdidos contigo
encontraba el sentido a vivir.
Me enredaba en tu pelo largo
y solo tus cartas quería abrir.

Agarrado a tu cintura
no había alturas peligrosas
ni nieblas borrosas
ni fantasmas tristes 
que por las noches acosan.

Cuando el asfalto nos alcance,
volaremos.
Lejos de cualquier rincón lejano,
lejos de cualquier silencio insano.

lunes, 22 de julio de 2013

Vámonos a Cuba.

Si este amanecer 
no me alumbran tus besos
no querré despertar,
no querré ver luz,
ni oscuridad 
ni días espesos.

Podría ser que te encontrara
bajo alguna piedra con poca experiencia.
Podría ser.
Podríamos ser.

Aquellas tardes en mi casa
tirados en la cama,
sin nada que hacer
salvo intercambiar placer
me enseñaron a no condicionar los sentimientos
y a dejar fluir los movimientos
sin plantearnos nada,
sin dar lugar al pensamiento.

Vámonos a Cuba,
a no hacer nada en especial.
A no ser nadie 
y a serlo todo.
A vivir todos esos momentos
que planeábamos cuando nos rozábamos
exhaustos de noches sin dormir.

Ni versos ni conjugaciones,
yo aprendí tu lengua besándola.
El tiempo no nos gana
porque nos quedan muchas pasiones
queriendo salir.

¿Qué sería mi sonrisa sin tus ojos admirándola?
Nada.
Una simple curva en un mundo recto y hostil.

Me gusta este planeta 
porque aquí me has besado.

Hace frío,
pero tu calor equilibra.
Tu conciencia roja
da color a las paredes más grises.

Matar por ti
o morir contigo.
No sé.
Lo que surja.

Qué triste sería
no sentir tristeza.
Porque sin ésta
los mejores momentos no se verían.

Yo sé lo que es haberte tenido
y no poder besarte.
No poder abrazarte
y no poder chillarte
que sin ti no percibo mis latidos.

sábado, 20 de julio de 2013

Felicidad en ti.

Me pierdo en tus profundos ojos verdes
y allí me encuentro
claro y nítido
cuando por tus oídos 
como un pequeño silencio entro.

El contorno de tu espalda
dibuja atardeceres mejores
que los que presenciaba contigo,
cómodo bajo tu abrigo.

Mira a ese empresario apagado y míranos a nosotros.
Ay, si la vida se midiera en sonrisas y no en monedas...
cuánta envidia tendrían al ver nuestros rostros.

Encima tuyo no hay vértigo posible,
aunque estemos a un par de centímetros del precipicio.
Porque todavía más cerca están tus labios de los míos
y éstos son verdaderamente mi vicio.

Cuántas bocas habría partido
por besar la tuya.
Cuántas miradas no me habría cruzado,
por interpretar alguna que tú me lanzaras.

A veces escribo y no me convence del todo,
creo que por tus brazos 
estos versos se escribirían mejor
si después descansas en mi regazo
y los puedo leer a mi manera.

Agarrado a ti me siento más libre,
no sé si me entiendes.
Nos creemos felices
y solo somos un reflejo de la sonrisa del otro.

Pero, ¿qué sabrán ahí fuera de la felicidad?
Si nunca te han oído reír con fuerza.
Verdaderamente perfecta tu habilidad
para alienarme en tu cintura. 

La luz de tu cuarto apagada
alumbra más que cualquier iglesia
si bajo tus sábanas no sé distinguir
dónde empiezan tus labios 
ni dónde caerá la ropa.

Ven, dame todas tus dudas
que no habrá problema en dejarlas a un lado
sin conmigo en un rincón
el mundo no nos sabe tan salado.

miércoles, 17 de julio de 2013

Ni arte ni cultura.

Hace un calor abrasador,
pero la plaza es fría.
No entiende el porqué de tal clamor,
mil como él allí cabrían.

Impaciente y muy confuso,
no lo entiende.
¿Qué es eso, qué hace ahí?
Él no es un objeto que se vende.

Alguien llega, todos aplauden.
Traje de luces, capote rosado,
qué extraño.
No sabe qué está pasando,
el caballero sigue andando
con orgullo.

Pasa un minuto, todo se silencia,
suenan trompetas.
El hombre de ahí enfrente le reta
a embestir la tela.

Obedece a sus instintos, 
va a por ella con rapidez.
Le marean con la capa,
está desconcertado.
Todo esto es muy distinto.

La multitud exclama cada vez 
que no alcanza su destino,
pero siente la necesidad 
de volver a lanzarse a ella.

Se siente acorralado, 
no hay salida.
Solo va de lado a lado.

Tras minutos de incertidumbre, 
más caballeros aparecen.
Sigue moviéndose
hasta que algo se clava en su espalda.
Siente el roce frío en su interior
del odio criminal encarnado en una espada.

Más de una le propician,
está dolorido y mareado,
sangra por cualquier costado.
Humano asesino,
¿por qué estás haciendo esto?

No comprende su castigo,
nunca le hizo daño a nadie,
y frustrado entre suspiros
cae al suelo sin abrigo.

Un par de dagas más le ensartan,
su cuerpo se desvanece
pero ellos no se cansan.

Lo ve todo borroso,
el clamor de las personas le confunde,
él sangrando ahí abajo
y desde arriba todo hermoso.

Pierde la vida sin saber por qué,
ha sido una nueva víctima 
de la crueldad humana.

Asesinando por diversión,
por una cultura repugnante 
y genocida.

Ni arte ni cultura, 
el toreo es tortura.

No a las corridas, ¡basta de muertes inocentes!

lunes, 15 de julio de 2013

Vuelve... si eso.

Te dije una vez que tus ojos se parecían a la luna,
rectifico.
Es ella la que se parece a tus pupilas.

Recuerdo que con mi cabeza en tu regazo,
veía más cerca el cielo.
Algún día nuestras miradas volverán a cruzarse,
eso espero.

Espero.
Pero no llegas y las sábanas cada vez cubren menos
la ansiedad que me provoca tenerte tan lejos.

Recuerdo haberte besado
solo para sentirte un poquito más cerca.
Qué lejos quedan ya esas jarras de agua esbeltas
con las que nos refrescábamos tras sudar juntos.

No quiero olvidarte,
quiero que tú me recuerdes.
Qué incomprensible juego de palabras
cuando me decías que me querías
y yo respondía que por ti mataba.

Al final no maté, 
pero sí que muero por ti.
Ah, mantengo la promesa.
Si necesitas mi vida, aquí la tienes.

Tan pequeña y cómo pesas
en la cabeza que un día acariciaste.
Tan grande y qué lejos te veo
en la cama que un día conquistaste.

Si algún día quieres volver,
ya sabes que yo estoy esperando a que te apetezca
volver a pintar esta pared
hasta que los cuadros aparezcan.

Pero por favor, vuelve.

sábado, 13 de julio de 2013

Aferrémonos al viento.

He vuelto a manchar con letras
los folios blancos que molestaban en mi mesilla,
hay gente que lo llama arte,
no sé,
yo digo que escribo por no poder besarte.

La tinta del boli se ha difuminado un poco,
me recuerda a nosotros con un poco de alcohol
volviéndonos locos.

Qué curioso es el mundo,
ayer llovía y tú me dabas calor,
hoy solo chispea y ya estoy empapado
y congelado.

Mi cama era antes más ancha
de lo que es ahora la habitación,
o eso parece.
Mierda, se me ha olvidado cambiar de canción.

Agacho la cabeza para olvidarte
y entonces recuerdo que en esa baldosa
te pusiste de pie y me abrazaste.

Le daré la razón a la locura,
porque todas las noches discute con la cordura
y no me dejan dormir
las muy putas.

¿Cómo estás?
Necesito saber de ti,
necesito saber que encontraste a otro
y morirme de celos.
Quedarme lejos de tus párpados suicidas.
No encuentran el destino mis idas y venidas.

Esta cama es pequeña,
pero hay que ver qué paseos te dabas por ella,
cómo recorrías mi cuerpo 
y rozábamos las estrellas.

Cómo queman las duchas frías,
joder, 
y pensar que me querías
tan fuerte que te dolía.

Al viento aún le queda algo que susurrar,
aferrémonos a ello.

¿Y ahora qué?

He visto poesía en miradas que parecían sangrar,
te he recordado en mi portal avisándome para bajar.
He bebido del alcohol más duro de Occidente,
pero, hay que joderse,
no me acostumbro a este presente.

Sobrevivo, sí, pero no vivo.
Vivir es acariciarte por las tardes en el parque,
arañando los últimos minutos de luz solar
desgastado por besarte.

Ahora no estás cerca,
pero todavía no te has ido.
Continúas.
Resquicios de tu aliento siguen besando mis noches.
En la calle solo se oyen coches,
pero ellos no ríen como lo hacías tú.

Ojalá te hubiera querido así de fuerte cuando te tuve,
pero las cosas se difuminan desde tu nube.

¿Y ahora qué?
Yo estoy borracho, sí,
pero tú estás muy lejos.

viernes, 12 de julio de 2013

Verano frío.

La noche me ha mirado fijamente
y me ha susurrado 
que tengo que olvidar este amor demente.
Pero duele.

Esta habitación parece demasiado cuadrada,
no sé,
como si las paredes se encogieran 
y quisieran aplastarme entre baladas.

Será que son más fuertes 
las ganas de tenerte que las de olvidarte.
Será la botella de alcohol
cargada más de lágrimas que de arte.

Si esta noche no se marcha rápido
no me daré cuenta por la tarde
de que el sol lleva luciendo todo el día
y saltaré directo al momento en el que ya se haya ido.
Cómo se clava tu sonrisa en la mía.
Cómo te clavas.

Clavaré los cuadros de tu incertidumbre
en la pared más sucia del salón más olvidado,
qué locura pensar que esta lágrima te incumbe.
Con un poco de suerte, más tarde podré decir que te he besado.

Es estrecha la línea entre sonrisa y espada,
si te soy sincero, se vive mejor de espaldas,
mi amor.
Este verano es extraño,
no hace frío,
pero congela más que el invierno de cualquier año.

Sería incorrecto decir que me diste vida
porque ya sonreía antes de tenerte,
pero el pasado contigo me golpea
como si no entendiera lo que significa perderte.

Poemas...
a cualquier detalle le podría escribir un par de versos.
Sobretodo a los tuyos.
Parece que vuelves a mis pupilas
y entonces huyo.

Huyo de nosotros, supongo.
Me pregunto dónde estás
y nunca me respondo.

Cómo suben estas frases.
La vida son fases
y yo me anclé en la nuestra,
en la droga de tu voz.

miércoles, 10 de julio de 2013

Existir

Fue precioso el tiempo 
en el que no vi tan claro
que al encontrarte me perdí
y olvidé todo lo malo.
Y en lo dulce de tus ojos
me aislé de mi cordura,
ya sabes, la vida es dura
y el mundo aún no es rojo.
Solo en la paranoia de mis versos
supe encontrar una salida,
se me pasó la puta vida
en tu perfume.
Aún no han derribado por completo
nuestra barricada de pasión y ternura
donde intercambiábamos secretos
por caricias y locuras.
Y si es difícil no tenerte,
imagínate perderte.
La almohada en la que disparabas
ha perdido ya esa suerte.
No existimos como uno solo,
y observo que yo estoy cerca de imitarnos
y desaparecer del mundo oficial
a un recuerdo más tribal.
¿De qué me sirve existir si no es contigo?

martes, 9 de julio de 2013

Quédate

Escribo a nuestras tardes
en tu propio dialecto,
para que entiendas que lo que llevo dentro
no quiere que te largues.
Aquellas especulaciones sobre nuestros besos,
nos lanzaron a un vacío interminable
que al igual que yo,
aún espera que le hables.
Cuántas hostias me habría rifado por ti
en alguna esquina donde me besaste
y pasaste tu sonrisa por mi mente
maquillando este desastre.
Pero al contrario que la noche,
tú decidiste marcharte.
Eternamente despierto a tus caricias,
esas que a medianoche me rozaban
y con las que ahora me desquicia
el karma y su avaricia.
Aún más brillante estás en mis pupilas
que cuando en la calle te perdías
y hacías perderse a la Luna
que hoy alumbra medio llena 
y tú del todo la vacías.
La puerta de mi habitación 
parece preguntar por tí,
ya no nos ve sobre el colchón,
no sabe que hay cuenta nueva y tachón.
Se hace tarde para que sea demasiado tarde,
y todavía no es la hora de que llames
a la puerta de ese cuerpo
del cual tienes más de una copia de las llaves.
Te he visto insultándome,
e incluso tu lado más violento
lo he echado de menos.

lunes, 1 de julio de 2013

Eterno.

Recuerdo tu mirada suplicándome clemencia,
agarrando mis pupilas condenando mi demencia.
Te recuerdo entre desastres,
mi hermoso lastre.
Si tuviera que atribuirte un adjetivo,
no dudaría en calificarte como eterna.
Mantuviste mi suicidio vivo
y me distes alas tras cortarme las piernas.
Tienes una incomprensión profunda,
que siempre he querido descifrar,
pero cuesta.
Y me inundas.
Se quedan cortos los restos de tu sonrisa
cuando ciego perdido los talones me pisas.
Yo creo que guardo odio hacia ti,
pero que no se manifiesta,
que a la hora de salir al exterior,
rebaja su fuerza y de la mía me resta.
Podría escribir cincuenta poemas a tu incongluencia,
pero es tan mínima...
No es equitativo comparar lo oscuro de tu presencia
con todas esas veces que has llenado mi vida,
cada una de las miradas que con esperanza riman.
Firme inconsistencia la que ofrecen tus brazos,
pero a su vez seducen los desquicios
de tu ropa manchada.
No pretendo que esto suene a nostalgia,
es todo lo contrario.
Esto es presente,
un presente muy vivo el que vivo contigo,
Incluso entre golpes fuimos más que amigos,
algo que humillaría cualquier palabra que intentara explicarlo.
Siempre he pensado que algo de mí morirá contigo
el día que decidas marcharte.
Yo decidí ayudarte
y aquí estoy.
Somos algo que el viento dejó caer,
una mañana que el sol no se atrevió a amanecer,
un día de niebla húmeda,
algo que ni tú ni yo llegaremos a saber.
Somos tú y yo.

Eterno 11 de Octubre.