Debería conservar siempre la esperanza
de que la batalla por la libertad llegará,
que algún día los humildes
no servirán a los asesinos,
pero es difícil.
Qué triste es ser realista
y ver tan largo el camino del cambio.
Qué lejos queda la victoria...
Miro a mi alrededor y desespero,
solo veo borregos apagados y sumisos...
otros con miedo
y otros con las ideas equivocadas.
Me cuesta creer que viviré para ver el triunfo,
o que incluso presenciaré el inicio de la lucha...
pero imaginarlo me da fuerzas
para seguir adelante.
Si no veo yo un mundo justo,
al menos que lo vean mis nietos
o los nietos de éstos.
Hasta la victoria siempre,
aunque cueste.
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