He vuelto a manchar con letras
los folios blancos que molestaban en mi mesilla,
hay gente que lo llama arte,
no sé,
yo digo que escribo por no poder besarte.
La tinta del boli se ha difuminado un poco,
me recuerda a nosotros con un poco de alcohol
volviéndonos locos.
Qué curioso es el mundo,
ayer llovía y tú me dabas calor,
hoy solo chispea y ya estoy empapado
y congelado.
Mi cama era antes más ancha
de lo que es ahora la habitación,
o eso parece.
Mierda, se me ha olvidado cambiar de canción.
Agacho la cabeza para olvidarte
y entonces recuerdo que en esa baldosa
te pusiste de pie y me abrazaste.
Le daré la razón a la locura,
porque todas las noches discute con la cordura
y no me dejan dormir
las muy putas.
¿Cómo estás?
Necesito saber de ti,
necesito saber que encontraste a otro
y morirme de celos.
Quedarme lejos de tus párpados suicidas.
No encuentran el destino mis idas y venidas.
Esta cama es pequeña,
pero hay que ver qué paseos te dabas por ella,
cómo recorrías mi cuerpo
y rozábamos las estrellas.
Cómo queman las duchas frías,
joder,
y pensar que me querías
tan fuerte que te dolía.
Al viento aún le queda algo que susurrar,
aferrémonos a ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario