miércoles, 24 de julio de 2013

En otro orden de cosas.

Qué bien encajas tras las cuerdas
de la guitarra vieja y cansada
que sonaba tras el poema
que solíamos recitar entre caladas.

Hay que ver los ojos con los que me mirabas

para entender que hoy
no me sirva ningún reflejo
más que el que tus pupilas regalaban.

Ojalá este vaso me lleve a tus brazos,

o al menos lo sueñe o lo imagine.
Ojalá.
Ojalá vuelva a sentirme cómodo lejos de tu regazo...
pero apoyado en él se estaba tranquilo.
Inigualablemente tranquilo.

Vuelve, que yo todavía no me he ido

y tampoco tengo a dónde ir.
Rusia ya no me interesa
y Cuba te lo reservé a ti.

Esta cama ya no me representa.

Aquí te di calor en noches frías
y te quité ropa en tardes cálidas.
Tus caricias aún son validas
si tus caderas vuelven a ser mías.

Ninguna mano encaja con las mías

como lo hacían las tuyas.
Todas las miradas me parecen vacías,
no sé,
como si el mundo se apagara.
Aunque siempre he sabido que era así,
pero con tus polvos todo quedaba más limpio.
En orden.
En nuestro desastroso orden.

En otro orden de cosas,

en noches como ésta solíamos hablar
sin temor al día siguiente.
No importaba el pasado, 
ni el futuro,
ni siquiera el presente.

Me termino este recuerdo

y te expropio un beso,
si te apetece.
Si te apetezco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario