martes, 9 de julio de 2013

Quédate

Escribo a nuestras tardes
en tu propio dialecto,
para que entiendas que lo que llevo dentro
no quiere que te largues.
Aquellas especulaciones sobre nuestros besos,
nos lanzaron a un vacío interminable
que al igual que yo,
aún espera que le hables.
Cuántas hostias me habría rifado por ti
en alguna esquina donde me besaste
y pasaste tu sonrisa por mi mente
maquillando este desastre.
Pero al contrario que la noche,
tú decidiste marcharte.
Eternamente despierto a tus caricias,
esas que a medianoche me rozaban
y con las que ahora me desquicia
el karma y su avaricia.
Aún más brillante estás en mis pupilas
que cuando en la calle te perdías
y hacías perderse a la Luna
que hoy alumbra medio llena 
y tú del todo la vacías.
La puerta de mi habitación 
parece preguntar por tí,
ya no nos ve sobre el colchón,
no sabe que hay cuenta nueva y tachón.
Se hace tarde para que sea demasiado tarde,
y todavía no es la hora de que llames
a la puerta de ese cuerpo
del cual tienes más de una copia de las llaves.
Te he visto insultándome,
e incluso tu lado más violento
lo he echado de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario