lunes, 7 de octubre de 2013

Seré viento en tu ventana.

Volveré a ser vacío en el precipicio de tu ducha, húmeda y peligrosa por esconder un erotismo traidor y desalmado. Seré viento golpeando el cristal de tu ventana cuando la tormenta se aproxime. Son incomprensibles tus manos sujetando el vaso de café temblando por el frío. Quiero creer que cuando suena el despertador y, abres los ojos poco a poco, tu aliento busca mi pecho durante un segundo, instintivamente. Y digo que quiero creerlo porque no estoy seguro de que tus labios se sequen tan rápido como los míos cuando no nos besamos. No sé tú, pero desde que te fuiste solo quiero i̶r̶m̶e̶ ̶c̶o̶n̶t̶i̶g̶o̶ marcharme a ningún sitio, perderme entre la niebla. Seguro que mis fantasmas me dejan un poco en paz allí.

    

    Musa mía, ¿por qué desgarras mis escritos?


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