miércoles, 23 de octubre de 2013

Café y rock suave.

Me exilio de la tranquilidad que tus labios solían brindarme
para sentirme libre aún no pudiendo rozar tus manos.
Soy consciente de la inmensidad de tu recuerdo
en los oscuros rincones de mi mente, donde sigo besándote.
Vallas publicitarias en mi espejo parecen mostrar tu número,
incitándome a llamar cuando el café mantiene mi mirada activa.
Me meto en la cama y me tapo con fuerza,
buscando el tacto de tus calcetines para rozar mis pies.
La medianoche no varía, no ofrece nada nuevo
y soy yo el que grito, buscando el eco.
Rock suave para amenizar la oscuridad
entra por mis oídos, transmitiéndome sensaciones.
Canciones que antes llenaban tu presencia,
hoy están vacías.
Salgo a la calle con el sol todavía despertándose,
más melancólico y poeta que nunca,
por la combinación de la nostalgia
y la sensación de ahogo de las seis de la mañana.

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