lunes, 20 de mayo de 2013

Me revolucionaste.


No te busco sin descanso
porque temo no encontrarte.
Porque no aguantaría otra vez el fracaso
de quererte y no tenerte.
Tus ojos fueron los consejos
que me animaron a ser fuerte
sin importarme los espejos
y ahora sólo puedo soñarte.
Que si no te dediqué versos
mencionando tus pechos
era por amor a tu sonrisa
en cualquier polvo de esos.
Con un par de besos habríamos reído y llorado.
Habríamos follado y habríamos luchado por esto.
Si algún día encuentro el horizonte
recordaré como entre tus brazos
perdía el norte.
Aún hoy siento tus labios rozando mi pecho
abasteciendo mi nostalgia en cada silencio estrecho.
Solo me falta drogarme entre basura
y llamarte pidiéndote ayuda
hasta que muera de impotencia.
Revolucionaste mi sonrisa
como Lenin en el diecisiete
cuando llegué a quererte
sin necesidad de verte.
Quisiera ser libre para besarte a cualquier hora
sin tener que sufrir odiando el ahora.
Fuiste el cielo que equilibró mi infierno
o al revés, no sé,
nunca me lo planteé.
Escribirte versos es algo irónico,
porque tu mirada en medio de este circo
de por sí ya es poesía.

2 comentarios:

  1. Simplemente diré que con este poema has conseguido revolucionar mi sonrisa como Lenin en el diecisiete, o como Marilyn con aquella foto de la falda traviesa.
    Te sigo para más poesía.

    ResponderEliminar