domingo, 2 de junio de 2013

Dicen que en París...

Dicen que París es la ciudad del amor,
que las personas allí se pierden,
se aman, se desean y se olvidan,
pero es en tu cama donde encuentro más valor.
Ningún sitio se compara a drogarme entre tus sábanas,
recordándome con fuerza escuchando tus gemidos,
haciéndolos míos y siendo tuyo,
haciendo de los ruidos los más preciosos sonidos.
Allá donde miro veo un imbécil,
veo una rata amando vivir pisoteada
y sustituyo su mirada débil
por tus ojos llenos de hermosa rabia.
Suelo pensar en no perderte nunca, 
en sentir a tu lado las caricias tan profundas
que se revuelven en mi espalda
mientras tus palabras me inundan. 
Cuando por fin me exilio a la república de tus besos,
y me miras con tristeza enamorándote de mis versos.
Aquellos que aunque tú no lo sepas,
tú misma compones dando la métrica a mi nostalgia.
Si algún día apareces para marcharte,
no seré yo el que logre olvidarte.
Serán botellas y caídas,
lágrimas y reflejos deseando volver a rozarte.
Crecí allí donde es raro amar,
donde lo lógico es odiar
escondiendo sentimientos
entre máscaras de olvido.
Allí donde no eres hombre si escribes poemas al amor,
me enseñaste a ver belleza donde solo había sangre,
donde el más acogedor frío se convertía en calor
por un asfalto venenoso con la ignorancia como madre.
Dicen que en París se aprende a amar,
pues yo aprendí llorándole a la almohada,
echando de menos carcajadas
que yo mismo provocaba
en un rostro tan precioso
que en este mundo no encajaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario