domingo, 19 de enero de 2014

Entrañas y polvo después.

Podría ser.
Podría ser que el mundo se deshiciera
en nuestras manos y que
cayera al suelo pasando entre nuestros dedos
como la inconsistente arena.

Podrían ser tantas cosas,
tantas melodías de violines afinados 
con la suavidad de unas manos
que no han percibido dolor nunca...
manos puras, como las de un bebé.

Pero preferimos el odio...
preferimos el rechazo, la sumisión,
preferimos ser esa inconsistente arena,
grano a grano, individualmente...
egoístamente, así es el hombre que hoy respira.

El hombre racista, ignorante, insensible...
¿qué es el color de la piel?
Si somos por dentro entrañas
y polvo al perecer,
todos por igual, sin excepción.

La bandera por encima de la patria,
por encima del pueblo al que dice representar...
y al final de la vida nos queda la nada,
dejar de ser sin haber sido nunca
nada más que entrañas y polvo después.

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