miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Qué queda?

El soldado vuelve a casa, herido
por un mundo que nunca deja de arder.
Su compañera le sirve por fin de abrigo
y en su mente solo se quiere perder.

El poeta ya no escribe sonriendo,
ha desaparecido la compasión en su cara
por haber estado sobreviviendo
donde ya prohibieron que la música sonara
(más alta que los gritos de dolor).

El artista ya no dibuja paisajes
verdes, con abundantes flores;
ya no lleva sus pinturas a los viajes
porque donde va, solo encuentra errores.

El escritor ya no sabe de qué hablar,
quiere hacerlo de amor y de alegría
pero sabe que no va a calar
en la mente de las chicas frías.

El obrero ya no lucha
contra los que aprietan sus cadenas,
ni siquiera escucha,
aunque las sobras de los burgueses cena.

El joven ya no quiere aprender
del viejo que ya no quiere vivir.
El joven quiere lo que van a vender
y el viejo solo busca dejar de sufrir.

La pareja ya no ríe, ni besa
apasionadamente bajo la Luna;
la pareja siente que la vida pesa
y el amor (inexplicablemente) le abruma. 

El hijo ya no busca atención
y el padre ya no da consejo.
La madre ya no tiene pasión
y la hija huye de los espejos.

El amor ha sucumbido al cansancio,
el cansancio ha sucumbido a la apatía.
El tiempo ha sucumbido al espacio
y las miradas a las palabras tardías.

2 comentarios:

  1. Buena redacción y un tema interesante. Si te soy sincera, me gusta. ¡Te sigo!

    Un saludo, Ámbar Genevé.
    http://piensoluegoescribounaimagenunrelato.blogspot.com/

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    1. Muchas gracias, a veces solo escribir nos salva de observar un mundo tan triste.

      Ya te he seguido, me ha gustado mucho lo que escribes en tu blog. Pásame tu Twitter y podré seguir más de cerca lo que publicas.
      El mío es: @Edu_Mabbitt

      ¡Un abrazo!

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